Copy
View this email in your browser
  I Jornada de la FCPOL                     2 de junio de 2018   Madrid  
 

# 18   Textos de Noemí Castiñeira, Sandra Cisternas, Dolors Arasanz y Elena Serna


Editorial

Con este número #18 concluimos esta serie preparatoria de la primera Jornada de la FCPOL. Casi cuarenta textos y una estupenda serie de entrevistas y referencias bibliográficas, reunidas en esta Newsleter por Marta Maside como editora, más el tejido trenzado en las redes sociales por Yudmila Lima y Noemí Castiñeira, han abonado el terreno para el encuentro que se aproxima. Esta noche a las 24 horas concluirá el plazo límite para la inscripción...si es que aún quedan plazas! Y en cuarenta y ocho horas nos encontraremos en Madrid con colegas venidos de todo el país y también de otros lugares de Europa y Latinoamérica, junto con muchos interesados de la ciudad, para esta apasionante jornada de trabajo.

Como noticia de última hora, podemos anticipar la presencia en el acto de apertura de Javier Barbero, Concejal por la formación política de Ahora Madrid, Miembro de la Junta de Gobierno, Delegado del Área de Gobierno de Salud, Seguridad y Emergencias y responsable del programa "prevención de la soledad no deseada", cuya coordinadora, Sandra Candelas, participará en la Mesa de debate "Lugares para el vínculo".

Bienvenidos, ya les estamos esperando!

Andrés Borderías



LOCURAS: POLÍTICAS DEL LAZO SOCIAL

Noemí Castiñeira Amézaga


“A fin de cuentas no hay más que eso, el vínculo social. Lo designo con el término de discurso...”.  Jacques Lacan


¿Qué significa la fórmula lacaniana “el psicótico está fuera del discurso”?

El psicótico es aquel sujeto que testimonia, más que ningún otro, la existencia de la lengua privada. Denuncia abiertamente con su increencia e ironía lo que de semblante comportan las instituciones sociales, más allá de su función de acotar el goce y así permitir el lazo social. Es aquel que nos presenta un cuerpo fragmentado, un relato que a veces es difícil comprender, que dinamita la división de géneros con su particular empuje a La Mujer. Genera muchas veces toda una gama de alteraciones en el orden social: Con frecuencia le resulta difícil sostener un trabajo, deja de asearse, y puede tanto producir altercados en el ámbito familiar y vecinal, como encerrarse en su habitación o incurrir en un deambular errático.

Freud es el primero que intenta teorizar este desenganche cuando plantea la retracción de la libido como lo más característico de la psicosis.

Pero no queda ahí la cuestión y con su finura clínica nos pone en la pista de este tema planteando una diferencia de estructura: "lo rechazado en el interior retorna desde el exterior”, o para decirlo con Lacan, el retorno en la psicosis no es desde lo Simbólico sino de lo Real. Esto puede dejar en el lenguaje varias marcas que producen una lengua privada: tomar la palabra por la cosa y ser hablados por otros son algunos de los modos en que Freud dio cuenta de este efecto.

Sin irnos de Freud ubicamos que el delirio es un intento de curación, pero ¿de qué se cura el psicótico? Si la salud mental es definida por la capacidad de amar y trabajar, es decir, de poner en circulación con otros las pulsiones, el deseo y el goce, el psicótico intentará vía la metáfora delirante como suplencia, estabilizar un lugar que lo vincule en lo social, apaciguando lo real pulsional. En este sentido el delirio deja de ser síntoma de la enfermedad para convertirse en parte de la solución.

El sujeto psicótico, cuyo inconsciente se halla a cielo abierto, se queda sin el auxilio de ningún discurso establecido. Está solo, con su lengua privada.

El desenganche con el otro, la dificultad de hablar la lengua pública, la desvinculación social, son las grandes preocupaciones que podemos encontrar en el tratamiento con el paciente psicótico en las instituciones.

Estas preocupaciones son recogidas por las políticas de Salud Mental, cargadas de voluntad de cuidar y hacer el bien, pero, como sabemos, a las buenas intenciones las carga el diablo. La política de Salud Mental en España no es ingenua a la hora de hermanarse con el discurso capitalista.

Si afinamos el oído podemos escuchar en los lemas de Federaciones y Fundaciones de Salud Mental de España cómo se consiente en ser portavoz de los grandes capitales. Campañas como “24X7. Esquizofrenia” están patrocinadas por famosos laboratorios farmacéuticos que producen la medicación que será prescrita a los destinatarios de dicha propaganda.

24X7 es un modelo de contrato en el que el trabajador se compromete a estar a disposición de la empresa 24 horas al día, 7 días a la semana. ¿Quién podría asumir semejante compromiso luego de tomar el cóctel farmacológico que estas mismas empresas empujan a consumir? Más allá que en el slogan no está explícito dicha pretensión, hacen pasar de forma velada un ideal de vida disfrazado de atención comunitaria.

Al mismo tiempo, estos mismos laboratorios pretenden que, bajo el significante ‘reinserción laboral’, sean los mismo locos los que trabajen en sus fábricas. Un fordismo despiadado a la altura del neoliberalismo actual.

A estos sujetos, que pusieron al Otro a distancia rechazando su lengua y sus soluciones, se los empuja a salir del lugar donde se resguardaron, para que convivan con el Otro social aun cuando les resulte, con tanta frecuencia, una amenaza.

Con la intención de sacar al loco de su soledad y vincularlo con lo social se implementa una política de inclusión guiada por significantes bienintencionados: rehabilitación, psicoeducación, reinserción laboral, empoderamiento. Incluimos aquí todas las versiones de lo auto: autonomía, autocontrol, autoayuda… que lejos de generar un vínculo con los otros, los dejan solos (como el prefijo lo indica), solos a la intemperie del todos por igual.

Es importante que el trabajo en instituciones de Salud Mental orientadas por el psicoanálisis no consienta a estos falsos modos de vínculo, y pueda escuchar uno por uno a cada sujeto en sus dificultades y soluciones particulares, acompañándolo en el saber acerca del propio goce y sus consecuencias.

Es más, y como consecuencia de lo anterior, apuntará a inventar instituciones a la medida del loco, donde no se lo pretenda adaptar a las exigencias de la uniformidad que esta sociedad impone. Para ello, son los psicoanalistas los invocados a aprender la lengua del psicótico, su lengua privada.


 

LA TRANSFERENCIA EN LA PRÁCTICA INSTITUCIONAL CON AUTORES DE VIOLENCIA DOMÉSTICA EN GINEBRA

Sandra Cisternas


En Suiza los actos de violencia domestica constituyen un delito que entran en el proceso judicial aún cuando las víctimas retiren la denuncia. Como se dice en francés, son “poursuivi d’office”, la sanción penal puede ir desde una orden de alejamiento, hasta la prisión. En algunos casos el juez puede determinar que el agresor o la agresora pueden beneficiarse de la libertad condicional bajo un régimen de “medidas de sustitución”. Entre las medidas prescritas se cuenta la obligación de seguir un tratamiento psicológico.

El Otro social a través de la sanción penal interviene sobre el posible aislamiento en el que alguno de los cónyuges habría podido quedar en una situación de estas características.

introduciendo una separación. Más allá de lo bien fundado o no de la generalización de la acción judicial, es un primer límite, fundamental, a la violencia. Recordemos el artículo de Hélène Bonnaud sobre la violencia conyugal. “El homicidio tiene lugar en la intimidad del domicilio, ahí donde cada uno piensa que en su casa está seguro, en confianza. Y es ahí donde surge lo inesperado, lo imprevisible que transforma la escena conyugal en una escena criminal. Eran dos y esos dos han virado al Uno. Uno que mata, uno que muere”.

A través de esta sanción el juez intenta restituir algo de responsabilidad subjetiva en relación al acto y algo más.

Soledad del acto judicial.

En la práctica constatamos que cuando las medidas de sustitución son otorgadas por los jueces, estas se basan, en su gran mayoría, en dos criterios: que no haya riesgo de reincidencia inmediata que ponga en peligro a terceros y que no haya riesgo de fuga. Estas medidas son otorgadas antes que los inculpados sean juzgados, son medidas que dictan una pauta de conducta que estos se comprometen a respetar.

Durante este tiempo se espera saber si estos sujetos representan o no un peligro para la sociedad. La acción del juez tiene entonces no solo una función de mantener o restablecer el orden social, el Otro social, en este caso, necesita algo más, necesita garantías de seguridad. En ese momento los jueces recurren a los expertos. El experto es quien determinará si hay o no riego de reincidencia. Se trata de evaluar, de calcular el grado de « peligrosidad » para reducir al máximo el riesgo.

En mi práctica y en el encuentro con algunos jueces me pregunto ¿qué es lo que se pierde en la evaluación? Se pierde el valor del acto judicial, la palabra del Otro se disuelve en la opinión del experto, como dice Alexandre Stevens “el título ya no otorga autoridad”.  Pero, ¿saben ellos que para los sujetos que recibimos en Vires y con los cuáles será posible trabajar, la palabra y la sanción del juez tienen valor? tiene el valor de ser el primer acto que los vincula al Otro.

La obligación de tratamiento psicológico no tiene precisión, en general es una obligación que los jueces atribuyen sin saber ellos mismos lo que están indicando. El Otro judicial espera algo del tratamiento psicológico, una garantía de seguridad, que el acto de violencia no vuelva a ocurrir. Psicológico es una palabra que condensa a la vez la falta, la sanción y su corrección.

Algo se espera de nosotros, de los “psi” que aceptamos trabajar con sujetos bajo obligación penal, aún sin ser expertos.

Vínculo institucional

Vires es un centro psicoterapéutico único en Suiza de habla francesa que acepta trabajar con autores de violencia bajo obligación judicial. Para ello ha creado un dispositivo que incluye una convención establecida entre: el Poder judicial, el penal, el sujeto de la obligación y la institución « psi ». Sin ser una institución lacaniana, orienta su práctica por una ética del caso por caso y de la singularidad del encuentro.

No escapamos a la demanda del Otro judicial que pide garantías de seguridad, es decir saber si nuestros pacientes son potencialmente peligrosos. Pero no respondemos desde el lugar de expertos, aunque sí respondemos. Creamos espacios de diálogo, tenemos mucho cuidado de no dar respuestas definitivas, también dialogamos con los jueces, aquellos que están abiertos y con otras instancias de los dispositivos sociales, creamos talleres de trabajo: esta es nuestra manera de responder al Otro que desfallece y que pide garantías.

También cuidamos de no responder desde el lugar de supuestos expertos sobre la “violencia”, no tenemos todas las respuestas, pero si tenemos algo para decir, es un trabajo permanente y abierto a las invenciones.

Bajo transferencia

El encuentro con los pacientes comienza por el texto de la sanción penal, este no es abordado del lado de la culpabilidad, sin embargo este permite saber cuál es el consentimiento subjetivo con respecto a la obligación y cuál es el vínculo con el Otro de la ley.

Nuestro punto de partida es la precaución clínica, no tratamos la violencia a partir del acto, sabemos que el pasaje al acto es corte que no reenvía a lo reprimido, sino que más bien el sujeto está capturado en el goce Uno. Jacques Alain Miller en Jacques Lacan: observaciones sobre su concepto de pasaje al acto afirma: “En la cuestión del acto, primero hay que plantear la antinomia del pensamiento y del acto, y digamos aún, del inconsciente y del acto”.

El dispositivo permite en algunos casos tratar algo de lo ingobernable del goce a través del vínculo transferencial, encontrar en la enunciación un punto de detención del pasaje al acto:

M llega a nuestra institución después de algunas semanas de detención. M y su esposa han sido seguidos por más de 4 años por un servicio especializado en violencia familiar del hospital cantonal en Ginebra, el servicio de protección de menores también ha intervenido. La situación de M se agrava a causa de una agresión simple en la vía pública y una denuncia de violencia hecha por su esposa.

M se beneficia de las medidas de substitución, el primer encuentro se realiza según el procedimiento habitual, en presencia del “asistente de provation” que es quien establece el vínculo con el juez y el fiscal. Al comienzo está la obligación y no la transferencia. M no hubiera consultado nunca, sin embargo esto no es un obstáculo.

Durante las primeras entrevistas M desborda de cólera: cólera contra la justicia, contra el sistema, contra el servicio de protección de menores, contra su mujer que lo denunció, las sesiones están invadidas de una alegación contra las injusticias, su enunciado no deja lugar al dialogo, yo lo escucho sin tratar de calmarlo.

Después de un buen tiempo de trabajo me dice: “usted me soporta porque existe la obligación, yo estoy obligado a venir” a lo que le respondo: “yo no tengo ninguna obligación de escucharlo, ni de retenerlo, usted se puede ir si así lo decide”, esto introdujo una variación en los encuentros, el trabajo a Vires hace parte de la obligación pero no tenemos la obligación. Nuestro trabajo forma parte de la medida de sustitución, pero no del aparato judicial, M es libre de hablar.

Un día, cuando la cólera ya no invadía toda su enunciación y que el diálogo fue posible, me dice reflexionando sobre su vida: “yo siempre viví así, en la violencia, en la cólera, y desde que hablo aquí con usted puedo comenzar a pensar, antes no tenía las palabras para pensar”.

Hoy M hace uso del dispositivo como lugar al cual poder dirigir un llamado cuando la urgencia se hace presente. Llama para conversar, para saber si son las buenas palabras con la cuales hablar con el Otro social, si es una buena formulación.

Otros dan testimonio de lo insoportable del vínculo con el Otro de la pareja conyugal, de lo insoportable y destructor que es el lenguaje de este Otro. Así algunos van construyendo con el Otro, bajo transferencia, las estrategias de alejamiento que les permiten salir de su situación de aislamiento hacia una soledad posible.


Bibliografía.

1.- Newsletter, I Jornadas de la FCPOL.

2.-Lacan J, El seminario X, La angustia, Buenos Aires, Seuil2004, capítulo IX.

3.- Hélène Bonnaud, Sobre la violencia conyugal, BLOG ZADIG-ESPAÑA.

4.- Alexandre Stevens, La solitude moderne ou le chaque- Un tout seul, Conférence au Pont Freudien, Canada.

5.- Jacques Alain Miller, Jacques Lacan: observaciones sobre su concepto de pasaje al acto, Blog de la NEL Medellín.
 

 

TRANSFERENCIA Y SUBJETIVACIÓN DE LA DEMANDA

Dolors Arasanz


Lacan designó la cuestión del sujeto supuesto saber como el soporte de la transferencia, ocupamos, dice en el Seminario de la Transferencia, el lugar en el que somos supuestos saber, cuestión que se convierte en un efecto constituyente de la transferencia misma. En el citado Seminario señala “somos interrogados como si supiéramos, incluso como portadores de un secreto, pero este no es el secreto de todos, sino un secreto único”1. Lacan recuerda que a la vez que se descubre la transferencia se descubre que si la palabra tiene efecto es porque ahí está la transferencia. Si el analista interviene en la transferencia es desde la misma posición que la transferencia le otorga, quedando entonces un margen irreductible para la sugestión.

Por otro lado si ubicó como efecto constituyente el sujeto supuesto saber, será como constituyente el hecho de que el fenómeno de la transferencia se manifiesta en relación a alguien a quien se le habla. Hay una relación temporal entre lo constituyente y lo constituido y la transferencia no va a instalarse si eso que la define de entrada no se produce.

Es esta una cuestión fundamental tanto para pensar la transferencia en el trabajo con los niños que son traídos a consulta, como para pensar esos casos que llegan al Centro de Salud mental derivados por distintos profesionales, donde no hubo ningún trabajo para convertir esa demanda de atención que estos profesionales consideran necesaria, en una demanda tomada al cargo por los padres y por el chico.

La transferencia en los niños reviste una distinción fundamental respecto de la transferencia en los adultos. Tomando la vertiente de la transferencia a partir de que lo que allí se produce es la repetición, está la cuestión de que en los niños los padres reales están presentes y a menudo es a ellos a quien se dirigen sus preguntas y son por lo tanto su primera fuente de saber. La cuestión entonces es saber cómo se moviliza esto y como se pone en marcha para el niño la transferencia con el analista.

La transferencia tiene sus tiempos de constitución, es en este sentido que los padres son en primera instancia aquellos a los que se dirigen las preguntas, y de sus respuestas dependerá la producción del saber. Los padres caen de ese lugar del saber cuando el chico deja de creer que esa respuesta sirva para alcanzarlo o bien también cuando perciben que ellos, los padres, están implicados de alguna forma en ese malestar que les invade y no es con ellos con quien van a poder resolverlo.

Las formas de acceso al Centro de Salud Mental son diversas pero pueden englobarse entre aquellas que responden a lo que llamamos “Iniciativa propia” de las otras, donde lo que se recibe son múltiples derivaciones de parte de otros profesionales. Lo que las distingue es en el fundamento, que existe en las primeras una demanda propia, propia de los padres en un primer momento, que no es lo que caracteriza a las segundas donde los padres sostienen un acto, el pedido, que responde a la demanda del otro.

Respecto de este primer bloque caracterizado por ser una demanda de los padres, sucede a menudo que lo que ellos dicen no coincide con lo que para los niños es su malestar. Es entonces que se abre verdaderamente para el chico un lugar para su decir. En otros casos coincide, aunque siempre la forma de lo que se enuncia es distinta para unos y para otros y el verdadero valor de lo que se pone en juego hay que buscarlo en aquello que el chico pone en marcha con sus decires. Otras tantas veces los chicos no tienen nada que decir de lo que allí les convoca, porque no hay un síntoma que los implica ni ningún malestar. Aquello que para los padres hace síntoma no parece que les pertenezca. Provocar que puedan con su decir, desarrollar algo que pueda ser escuchado como del orden de su malestar será el fundamento de cualquier atención futura que tome un sentido para ellos.

Respecto del segundo bloque, se ponen en juego por un lado, la obligación de dar una respuesta institucional que dé cuenta del derecho a ser asistido, y por el otro posibilitar para que cualquier trabajo sea posible, la transformación de la demanda en una demanda propia e inventar las maniobras que van a poder permitirlo. Es evidente que a menudo ello no es posible, tomar al cargo el hecho de que a veces no se dan las condiciones para la intervención y poder fundamentar las razones para tomar esta decisión es tomar una posición ética, que a mi entender debe ser sostenida por la Institución, siendo así que es el servicio quien se responsabiliza del profesional, que escuchando el caso pudo transmitir que no estaban dadas las condiciones para su atención. Me parece que conviene, para comprender que la demanda primero y la formalización del síntoma después, son condiciones preliminares para el inicio del tratamiento. No atender a estas cuestiones supone a menudo, que el trabajo en el Centro de Salud se convierta en un imposible que desborda a los profesionales y satura el servicio.

Una madre consulta por su hijo de 8 años, destaca que el chico desde hace un tiempo ha empezado un leve tartamudeo que aparece cuando muestra un estado de intranquilidad. Relata que en la escuela los compañeros se ríen de él cuando tartamudea y que eso viene ocurriendo con cierta frecuencia. La madre señala que desde hace un tiempo vive en la casa el hermano de su marido que es tartamudo, con el tío el chico mantiene una relación cercana, parece que son compañeros de juegos.

El chico se presenta visiblemente nervioso en la primera sesión, le pregunto y cabizbajo afirma que así es. Le explico entonces lo que causa para la madre la consulta, para luego preguntarle qué es lo que a él le preocupa. Dice “tartamudeo unas veces sí otras veces no”. Le propongo que podemos hacer dos listas la del sí tartamudeo y la del no tartamudeo. La expresión asustada con la que se presentó cambia repentinamente. Me cuenta entonces que él tartamudea cuando está con personas desconocidas que le parece que no son buena gente, no tartamudea si esas personas que no conoce, le parece por algún rasgo que sí son buenas personas y nunca tartamudea en casa con sus padres. Se describe como un niño tímido y vergonzoso a quien siempre le aterra lo que los demás piensan de él cuando es el protagonista. Evoca entonces una escena infantil que sitúa como la primera vez que tartamudeó, está en la cama con su padre, éste le habla, dice “me habla muchas cosas”, ¿qué cosas? El padre le dice que él es un gran jugador de futbol, de los mejores, él quiere decirle algo al padre pero no puede “Las palabras se me quedaron aquí” (se señala la garganta), le pregunto que qué le quería decir al padre “quería decirle que yo no era tan bueno como él pensaba”.

Ponerse a hablar después de un primer momento donde parece no ser capaz de hacerlo porque está asustado, le alivia y le permite poner en primer plano cual su hipótesis respecto del síntoma que sufre, la de que en un momento de su infancia el padre lo sostuvo en el lugar del hijo ideal y a él se le quedaron atrancadas las palabras, esas que ponían en duda que él fuera ese hijo ideal que el padre suponía. La posibilidad de instaurar a través del vínculo que pone en marcha la transferencia, que se establece en el punto donde este chico supone que hay algo de lo que él puede hablar, es lo que va a permitir trabajar esta hipótesis que ofrece un primer sentido al síntoma. La implicación del chico en su síntoma de la que da cuenta su relato del momento donde él no pudo responder a su padre, pone en marcha la transferencia alejándolo de sufrir el síntoma en soledad, apostando por el vínculo que posibilita la transferencia misma.


Bibliografía

Lacan, J. Seminario VIII “La Transferencia”. Ed. Paidós

Flesler, A. “La Transferencia en el Análisis de un niño”. Extensión Digital

1 Lacan, J. Seminario VIII. La transferencia. Ed. Paidós. Pag. 301


 

ALGO MÁS QUE UN ENCUENTRO

Elena Serna


Si hay alguna característica relacionada a un desarraigo común que pudiera destacar en la institución en la que trabajo, un albergue de emergencias sociales, esa es el aislamiento o soledad no elegida (si bien, o mal, conmueve a cada sujeto de un modo singular) . No la soledad estructural, debida a que el sujeto es un vacío, a causa del lenguaje y de la inexistencia de la relación sexual, sino a la soledad vinculada al fenómeno del sinhogarismo, como síntoma social (aunque siempre los síntomas o soluciones, sean singulares). Situaciones en las que el sujeto, en la mayoría de los casos, se ha dejado caer y/o ha sido dejado caer por un sistema que, por regla general, no ha tenido en cuenta su particularidad. El número ya asciende a más de 40.000 personas en España el pasado año (1).

La incorporación de estos sujetos a la red de personas sin hogar es como comenzar a caminar por un angosto pasillo circular donde, en alguna ocasión, aparece alguna puerta de emergencia de modo auxiliar, para poder respirar un poco y continuar.

Los escasos recursos y las metodologías imperantes, apuntan a reinsertar al sujeto con calzador, quien “tiene que encontrar un trabajo” o “se tiene que buscar una habitación, porque aquí se le facilitan medios para que lo haga” sin más. Esto lleva a una caída repetitiva y reincidente de fracaso que en ocasiones empuja al sujeto a situaciones aún más límite si cabe, que con las que en un inicio partía, muchas veces del lado del acting pulsional.

No se estila realizar preguntas, siempre y cuándo sean pertinentes y dependiendo del caso (“¿Qué crees que te ha llevado a esta situación en la que te encuentras?” “¿Cómo se te ocurre que podrías ayudarte?”…) Sólo se esperan hechos y “éxitos”, que se demandan con la expectativa de que si no se cumplen es porque el sujeto no sabe (y entonces, hay que reeducarle, con un taller de habilidades sociales obligatorio, como objetivo) o no quiere (entonces hay que dejar la plaza disponible para otra persona que sí quiera). Sin planteamiento de qué quiere decir “que no quiera” (sobre todo para el profesional, además de para el sujeto). Esta sería una clínica cuyas últimas consecuencias parece conllevar un mayor aislamiento.

El discurso analítico es infiltrado, en este caso, desde la posición del no saber, a través del SÍ realizar preguntas, y de los Divinos Detalles: Flexibilizar normas (con la finalidad de crear algo del lado de la ley, a través de la excepción argumentada); la escucha del inconsciente (a través del discurso, aunque en muchas ocasiones, se trata de sujetos fuera de discurso, con posibles acting out y pasajes al acto), apostar por una singularidad y un NO PARA TODOS grosso modo; pero sobre todo: Potenciar la Mera Posibilidad de favorecer el lazo social, y posteriormente, si el sujeto lo consiente, que se pueda establecer algo del orden de la transferencia, (a través de adoptar diferentes semblantes, dependiendo de cada caso). Como dijo Lacan “El vínculo social no se instaura sino anclándose en la forma como el lenguaje se sitúa y se imprime, se sitúa en lo que bulle, a saber, en el ser que habla” (2)

Y es aquí donde quería hacer un inciso, en el término Mera Posibilidad.

Hace referencia a algo del lado del ofrecimiento leve y a modular, de un estar, de un poner el cuerpo (que va y viene y que se queda donde es, en un principio, demandado como presencia), de un ofrecer una mirada y/o una palabra (si es que estas pueden ser acogidas), a nada impuesto ni obligatorio, ni nada del lado en el que el sujeto tenga que poner el cuerpo para actividades impuestas (a veces, ni pueden, porque ni siquiera tienen un cuerpo). Mera Posibilidad de poder ser confidente o secretaria del alienado, de los diferentes delirios a transmitir, o para poder construir juntos algún tipo de bricolaje sobre alguna idea o invención.

Mera posibilidad, que apunte a un No-Mero encuentro, paradójicamente. Una invitación, de establecer un vínculo social, de que lo Uno, concernido en relación a lo que la sociedad ha colaborado en que tenga como consecuencia un aislamiento, pueda hacer lazo, a través de un tratamiento de esa soledad, que a todos nos concierne, por el hecho de ser seres hablantes. Esta sería una clínica hacia la soledad (como síntoma y del síntoma mismo).

Tratar el aislamiento a través de abordar como síntoma la soledad impuesta. Una de las vías es a través de la propia soledad que conlleva dicho síntoma en su modo de gozar, propiciado por el que se pueda establecer un vínculo social con el practicante, y como posible consecuencia, con otros sujetos y la sociedad. O “Trabajando a contrapelo de una ortopedia de los déficits sociales, alojando y reconociendo la diversidad de los modos de gozar y dando oportunidad a la realidad del síntoma, de una manera que sea compatible con la vida”, (3)en palabras de Christiane Alberti.

Y esta es mi apuesta en la institución en la que trabajo, formación psicoanalítica mediante: Poder apuntar al “saber hacer con” del sujeto en relación a ese aislamiento impuesto (siempre y cuando, el aislamiento no sea una solución, como en algunos casos de psicosis), a través del tratamiento de la soledad del pathos, aunque supone un lazo dificultoso con el Otro (otro) y que se sostiene en el goce, las identificaciones y los ideales del sujeto.

Poder favorecer el subjetivar algo del aislamiento a través de que emerja como síntoma y que el sujeto pueda hacer con él.

Y aunque la ética del psicoanálisis afortunadamente no entiende de salvaciones, ni altruismo, ni caridad, pero sí de amor de transferencia, al menos algo de la célebre frase de Pablo Neruda, capta o intuye algo de ello cuando dice: “Si la vida no nos salva de la muerte, que el amor nos salve de la vida”


Bibliografía:

  1. https://www.elboletin.com/noticia/156249/nacional/hay-mas-de-40.000-personas-sin-hogar-en-espana-mientras-existen-34-millones-de-viviendas-vacias.html

  2. Lacan, J,.El seminario, libro 20: Aún, Buenos Aires, Paidós, 1989, p.68.

  3. Miller, J.A y otros. Desarraigados, Instituto Clínico de Buenos Aires, Paidós, 2016, p.14



LEE LOS NÚMEROS ANTERIORES EN:
http://fcpol.org/ia-jornada-fcpol-newsletter/

 Salón de Actos del Centro Cultural de Moncloa
 Plaza Moncloa 1

 28008. Madrid

 Plazas limitadas. NO HABRÁ INSCRIPCIONES IN SITU


www.fcpol.org

Organización de la Jornada
Director: Andrés Borderías
Comisión organizadora:
Coordinación ELP y entidades colaboradoras: Susana Brignoni.
Comunicaciones:
Marta Maside ( responsable), Noemí Castiñeira, Yudmila Lima .
Organización local:
Antonio Carrero, 
Tesorero:
Jesús Sebastián.
Comité Científico: Enric Berenguer, Araceli Fuentes, Manuel Fernández Blanco, Gabriela Medin, Montserrat Puig.
 

 

Copyright © 2018 Fundación para la Clínica Psicoanalítica de Orientación Lacaniana, All rights reserved.


Want to change how you receive these emails?
You can update your preferences or unsubscribe from this list.

Email Marketing Powered by Mailchimp