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  I Jornada de la FCPOL                     2 de junio de 2018   Madrid  
 

# 10  Textos de Félix Rueda y Gabriela Medin



INDIVIDUALISMO DE MASAS, HEDONISMO Y SOLEDAD
Félix Rueda

Emergencia de la ciencia clásica y soledad

La soledad como problema humano, es un hallazgo, que aparece en la civilización en el momento de la irrupción de la ciencia clásica en el mundo. Lo cual supone un “corte epistemológico” entre las ciencias antiguas y las modernas e inaugura un nuevo régimen del saber que va a producir una verdadera mutación a nivel de la civilización. Hasta ese momento el hombre jamás estaba solo, porque Dios existía y lo acompañaba. Cuando el hombre estaba solo era porque estaba sin Dios (1).

La inmixión en el mundo de esta revolución científica, que Lacan, en su dimensión de aceleración temporal progresiva, califica “de galopante” y “de reacción en cadena” (2), transforma todos los campos de la tradición en la civilización occidental: la filosofía, la política, la religión, la economía, el derecho, las artes, las costumbres y la moral… Se confía en que la razón resolverá todos los problemas sustituyendo la tradición por el razonamiento lógico. Y en lugar de ver el mundo como la puesta en escena de la voluntad divina se descubre el juego infinitamente complejo de innumerables pequeñas causas. Es la destrucción del mundo jerárquicamente ordenado, sustituido progresivamente por la identidad de sus elementos componentes y la uniformidad de sus leyes. Lo real nuevo hace palidecer los semblantes de la tradición.

Aparece en este momento por primera vez en la literatura europea el cultivo de la introspección y la confidencia por sí mismos. El tema de la soledad, en su consideración “moderna”, preside las Confesiones y culmina en Las ensoñaciones del paseante solitario de Rousseau. Es su última etapa como escritor y también de máximo aislamiento, excluido del mundo, debido a la persecución que sufre a causa de su manía persecutoria. 

Este cultivo de la soledad, con el esfuerzo de escritura y de adecuación del lenguaje a su búsqueda interior, rechaza una razón discursiva, pero no una razón intuitiva, capaz de iluminación inmediata, lo que da pie a la construcción de un sistema racional universal (3). El mundo –y este es el cambio aportado por Rousseau- queda reestructurado por la subjetividad (4). Es en cierto modo el reverso del dictado de la ciencia.

Nuestra época, resultado también de esa aceleración progresiva, galopante, de los efectos de la ciencia es calificada por los sociólogos contemporáneos como una época del hedonismo y del individualismo de masa. 
Jacques-Alain Miller (5) ha definido este individualismo reinante como anómico, sin reglas, y que paradójicamente es la regla del conformismo contemporáneo, resumida como: “todo el mundo está invitado a ser original”. Este individualismo es una reivindicación de libertad: “Mi cuerpo es mío, mis ideas son mías, mi ropa es mía”, que se define por el narcisismo. En el reverso de este discurso hedonista, de lo Cool, encontramos la expansión de la soledad.

La era del cenit del objeto a

Durante 1967 Lacan, se refiere en diversas ocasiones a la segregación. En cada una de ellas resalta las profundas transformaciones que la universalización del sujeto de la ciencia ha producido en todas las estructuras y jerarquías sociales.

Cuanto más esta universalización se acompaña de la dilución de lo simbólico más aumenta el dominio en nuestra vida cotidiana, de los objetos a, siempre dispuestos a atraparnos en cualquier momento (6). Siendo el precio a pagar por esta universalización la segregación, uno de cuyos nombres actuales es la soledad.

Esta lógica que Lacan vaticina es la que Miller ha resaltado como el ascenso al cenit social del objeto a. Es el vínculo con la mirada o la voz del hipnotizador, que Freud situó como entrega irrestricta, fascinada, en la que el yo se sacrifica al objeto que “sirve para sustituir un ideal del yo propio” (7). Esto llevado al paroxismo, ya que el goce no se articula como antaño al ideal –resultando el cuerpo separado de las palabras. Y si, como dice Freud, “el vínculo hipnótico es una formación de masa de dos” (8), vemos en este vínculo solitario al objeto a una de las matrices del individualismo de masa, en el que el principal nombre del sujeto es su fijación de goce. 

De lo que se deduce la fragilidad del lazo social y la emergencia, frente a cualquier reconocimiento del plus de goce en el otro, del rechazo bajo la forma del racismo (9). El goce que se reconoce en el otro y desencadena el racismo finalmente es el odio al propio goce, ignorado, que se enraíza en el cuerpo propio.

En esta nuestra época del goce extraviado, “solo el Otro lo sitúa, en la medida en que estamos separados de él. De ahí unos fantasmas, inéditos, cuando no nos mezclábamos” (10) . Al ignorar la raíz del goce, el otro debe de ser mantenido lejos y aun así surgen fantasmas cuya constante es que el goce del Otro sustrae el mío (11). 

Frente a las condiciones de nuestra época que produce aislados, hemos de diferenciar este empuje al aislamiento de la soledad -tal y como lo plantea Philippe La Sagna (12) siguiendo al Lacan del Seminario Aun-, y que entiendo es la propuesta que realiza el psicoanálisis: La soledad es la aspiración de separarse de la propia palabra y entrar en relación con eso que no habla, un real, verificando la inexistencia del Otro. Si no hay relación del Uno con el Otro, hay soledad que permite aproximarse a ese no-hay. Mientras que aislarse es evitar la soledad con cualquier artilugio, fantasma o delirio.


Notas

[1] Este texto se orienta del artículo de Philippe La Sagna: De l’isolement à la solitude. La cause freudienne nº 66. Navarin. Paris 2007. p. 43. La Sagna viene reflexionando desde largo tiempo sobre la soledad publicando diversos artículos sobre el tema. L’elaboration de la solitude, La cause freudienne nº 40. Les semblants de la solitude. La cause freudienne nº 24.
[2] Lacan, Escritos, p.834.
[3] Starobinski, J.: Jean Jacques Rousseau. La transparencia y el obstáculo. Ed Taurus, Madrid 1992.
[4] Bermudez Cañete, F.: Soledad y naturaleza en la obra literaria de Rousseau. Cuadernos Hispanoamericanos nº 390, Madrid 1982. www.cervantesvirtual.com/descargaPdf/num-390-diciembre-1982/
[5] Miller, J-A., Las buenas noticias del progreso. El libro blanco del psicoanálisis. Ed. Gredos ELP. Barcelona, 2006, p. 18.
[6] Lacan, J., Breve discurso a los psiquiatras (1967). Inédito.
[7] Freud, S., Psicología de las masas y análisis del yo, OC, t. XVIII; Bs As Amorrortu. p. 106.
[8] Ibídem, p. 108.
[9] Lacan, J.: El Seminario. Libro 18. De un discurso que no fuera semblante. Cap. II. Bs As, Paidós, 2009, p. 29.
[10] Lacan, J., Televisión. Otros Escritos, Bs As, Paidós 2012, p. 560.
[11] Miller J-A., Extimidad, cap.XXI, Bs As, Paidós, 2010, p. 55.
[12] La Sagna, P., De l’isolement à la solitude. La cause freudienne, nº66, Navarin. Paris 2007.



LA SOLEDAD DEL PSICOANALISTA, NO SIN LOS OTROS
Gabriela Medin
 
 
"Tal como lo pienso actualmente, el psicoanálisis es intrasmisible. Es bastante molesto… es bastante molesto que cada psicoanalista se vea obligado a reinventar el psicoanálisis". [1]Estas palabras de Lacan remiten a la particularidad de la transmisión y de la formación en psicoanálisis. Sólo es posible una transmisión encarnada, pasada por la experiencia singular y por el propio análisis. Se reinventa en singular. Pero reinventar implica también tomar en cuenta las coordenadas de la época , del tiempo y del lugar donde llevamos a cabo nuestra práctica.
 
A lo largo de mi formación he transitado por distintas instituciones. Y en cada una de ellas puedo ubicar retrospectivamente de qué forma convenían a mi síntoma. Es el propio síntoma el que condiciona el lazo y la ubicación en la institución, y es a partir de allí que puede construirse un “saber –hacer”, un estilo y por tanto, reinventar el psicoanálisis en cada acto.
 
Marcada en mi formación por la presencia del psicoanálisis en las instituciones, no podía concebir su escasa presencia en los hospitales cuando llegué a  Madrid.

Empujada por mi facilidad para moverme en el territorio del discurso del amo y de la ciencia,  me hice un lugar en un Hospital pediátrico. Lugar fértil, tanto para mi práctica como para continuar depurando mi deseo como analista.
 
Cómo sostener el discurso del psicoanálisis en una institución orientada por el discurso del amo?

Hay dos indicaciones de Lacan que me resultan preciosas para orientarme en el hospital.

La primera es: “No hay un solo discurso donde el semblante no conduzca el juego. No vemos por qué el último en llegar, el discurso analítico, escaparía a ello… Entonces relájense, sean más naturales cuando reciban a alguien que viene a pedirles un análisis”[2]. Se trata de sostener el semblante que convenga. Pienso la intervención en el hospital como una performance, la actuación que contiene el acto. Puede suceder en el pasillo, en el ascensor, en el pase de visita o en la consulta.

La segunda es: “El fin del discurso del amo, por ejemplo, es que las cosas marchen al ritmo de todo el mundo. Y bien, esto no es de ningún modo lo mismo que lo real, porque lo real, justamente, es lo que no anda, lo que se pone en cruz ante este convoy, más aún, lo que no cesa de repetirse para entorpecer esta marcha[3]. Orientados por lo real, sabemos ver las grietas, las fracturas, los puntos de impasse institucionales.  Lo real irrumpe, el sujeto se divide, tanto el paciente como el médico, dando lugar a que algo de la subjetividad se ponga en juego. Esas fracturas son oportunidades de intervención para el psicoanalista, para su acto.  Cuando esas intervenciones hacen serie, es posible que cambios institucionales más duraderos tengan lugar. Una serie de actos, durante muchos años, nos ha posibilitado sostener hoy un funcionamiento institucional flexible en la Unidad donde trabajo. Un modelo de atención verdaderamente centrado en el paciente, que respeta que cada quien (niño o adolescente y sus padres) encuentra su forma de hacer frente a una enfermedad grave.  No hay protocolo “psicosocial”, o mejor, el protocolo es el “uno por uno”.
 
El psicoanalista se autoriza de si mismo, y de algunos otros[4] dice Lacan en la Proposición, refiriéndose a la institución analítica. Ese algunos otros tiene una doble resonancia en mi. Por un lado,  los otros de esa comunidad de experiencia que es la Escuela. Pero también, a nivel macro,  los otros de la sociedad de nuestro tiempo.
 
Esta convicción de que para que el psicoanálisis perdure es necesaria la interlocución con otros ( con otros discursos y con otros que encarnan otros discursos en nuestra ciudad) es la que me ha llevado a inventar y/o  participar en diferentes dispositivos institucionales en Madrid a lo largo de los últimos quince años. Espacios de conversación con médicos y con educadores en los que leer la subjetividad de la época.
 
Fue precisamente a partir de la interlocución con otros preocupados por los jóvenes y por la escasez de lugares de acogida para ellos en nuestra ciudad, que surgió el CP-ADO. Es un dispositivo leve y simple, que sigue la estela de los CPCTs y del CPA-Madrid. Acoge jóvenes entre 12 y 25 años, gratuitamente, por tiempo limitado.

Es una nueva apuesta política de inserción del psicoanálisis en la ciudad. La posibilidad de estar solo y no aislado, de estar solo con otros es un logro, una adquisición para el sujeto. La clínica con niños y con adolescentes lo demuestra.

Para los jóvenes salir del tiempo de la infancia, encuadrado por el discurso familiar y escolar , para tomar decisiones a riesgo propio y construir su camino supone un desafío. En esa delicada transición , encontrar un lugar donde se acoja su palabra, permite subjetivar ciertos malestares, salir del encierro, hacer fructificar la confrontación, poner en juego su deseo. Cuando algo de esto sucede, las marcas del encuentro perduran.

El psicoanálisis no es "para todos", no tiene su lugar en todos lados, pero en todos lados puede recordar que el sujeto surge de la palabra -ser hablante, ser hablado, hablante ser. A través de los años y las culturas, las estructuras clínicas y las lenguas, evalúa la potencia de la palabra, propone una alternativa al peso angustiante del determinismo científico que no es la esperanza de un milagro. Sitúa el campo de lo necesario, mantiene el lugar de lo contingente. [5]

En las Primeras Jornadas de la FCPOL esperamos poner en común y al trabajo,  las múltiples invenciones, la práctica y los diversos modos de hacer lazo de los psicoanalistas en las instituciones.
 
 

 
[1]   9e Congrès de l’École Freudienne de Paris sur « La transmission » . Parues dans les Lettres de l’École, 1979, n° 25, vol. II, pp. 219-220.
 
[2] Lacan J. La tercera. Revista Lacaniana de psicoanálisis. N 18.
[3] Lacan J.  La tercera.  Revista Lacaniana de psicoanálisis N 18.
[4] Lacan J. La proposición del 9 de Octubre de 1967
[5] Laurent E . Mental Junio 1995.

 Salón de Actos del Centro Cultural de Moncloa
 Plaza Moncloa 1

 28008. Madrid

 Plazas limitadas

www.fcpol.org
 

Organización de la Jornada
Director: Andrés Borderías
Comisión organizadora:
Coordinación ELP y entidades colaboradoras: Susana Brignoni.
Comunicaciones:
Marta Maside ( responsable), Noemí Castiñeira, Yudmila Lima .
Organización local:
Antonio Carrero, 
Tesorero:
Jesús Sebastián.
Comité Científico: Enric Berenguer, Araceli Fuentes, Manuel Fernández Blanco, Gabriela Medin, Montserrat Puig.
 

 

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